Llegaron
a la playa, dieron un cortísimo paseo, puesto que Jordi, quería saber qué había
pasado! Estela no podía ocultarlo más, tenía que decir toda la verdad. Lo
primero, y más importante, era decirle a Jordi, que estaba enamorada de él. Se
lo dijo, Jordi gritó de alegría, la abrazó fuertemente, y la besó. Pero el
momento de felicidad, estaba a punto de terminar, pues llegaba la mala noticia.
Estela tuvo que contarle que a principios de septiembre se iría a vivir a
California. Le dio vueltas, y vueltas, hasta encontrar la manera más leve para
decírselo. Se lo soltó de sopetón, y hubo un largo silencio, que los
atormentaba.
Por un
momento, Jordi quiso tomárselo en plan broma, pero al ver la cara de tristeza
de Estela, se dio cuenta de que no era así. Y además, ella era incapaz de jugar
con algo tan terrible, como marcharse para siempre.
Estela
se quedó sin palabras, lo único que hizo fue abrazarlo, llorar y susurrarle al
oído: ‘lo siento’
Jordi
insistió en que no se fuera, en que se quedase junto a él, pero obviamente,
Estela no podía hacer nada, era una decisión tomada por sus padres, y ella era
menor de edad, como para desobedecerlos. Él era el primero en saber lo del
asunto del viaje, pues no se había atrevido contárselo a nadie, pues sabía que
se ahogaría ella misma en un mar de lágrimas. Lo único que pudo decirle a Jordi
fue: ‘no te preocupes por el mañana, disfrutemos de hoy, del tiempo que nos
queda juntos. Porque quien sabe si con el tiempo, nos volvemos a ver.’
Esas
palabras no consolaron mucho a Jordi, pues él quería tenerla cerca, poder
acariciarla y besarla, sin importar la distancia. Quería sentir como su corazón
se acelera cada vez que están juntos.
Decidieron
vivir el momento, y olvidar todo lo ocurrido. Prefirieron quedarse en la playa,
tranquilamente y no separarse, para que siempre, recordasen los momentos
vividos juntos, como los mejores de sus vidas. . Ya
pensarían en alguna solución dentro de unas semanas, les quedaba tiempo.
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